Me gusta dormir con la ventana abierta y la persiana subida, me gusta pensar que a pesar de vivir en un cuarto, mi príncipe o un hombre lobo, a lo tipo Jacob Black, pueda sorprenderme por la noche.
A falta de estos dos, un loco enamorado también es válido. Pero noche tras noche, despierto sola, igual que me dormí, aunque más despeinada.
A ver si crezco y mi imaginación fantasiosa desaparece..